No, no nos hemos vuelto locos, puedes medir la altura de tu casa con una piedra (y un cronómetro) y te vamos a explicar cómo. La física, hasta hace cuatro días, era una ciencia natural muy simple y fácil de entender. Hasta la aparición de la física cúantica o probabilística, que realiza estudios de lo más pequeño e inexacto, y la relatividad de Einstein, la física existente, denominada física clásica, prácticamente se podía explicar integramente con los descubrimientos del señor Isaac Newton en lo que al movimiento de las cosas se refiere. Así, la
mecánica clásica se puede dividir, además, en dos ramas interconectadas: la
cinemática, que se encarga de explicar y predecir cómo son los movimientos de los cuerpos; y la
dinámica, cuyo objetivo es determinar por qué se mueven los objetos. Pues bien, para medir la altura de nuestra casa vamos a echar mano de la cinemática clásica para con un papel, un bolígrafo, una piedra y un cronómetro ser capaces de emplear los descubrimientos y las ideas de Newton.
Como ya hemos dicho, la
cinemática es
la parte de la mecánica que se encarga del estudio del movimiento. Para esto, en el mundo de la física clásica, cuenta de
dos herramientas matemáticas y teóricas clave, un
sistema de coordenadas que nos va a determinar la ubicación de nuestro objeto o cuerpo en el espacio de la experiencia, y un
punto material, es decir, una idealización del cuerpo sobre la que vamos a hacer los cálculos, nuestro objeto. La ventaja de trabajar con un punto material es que su teoría es extensible a los sólidos rígidos pero con una idea más simple para poder trabajar. En nuestro ejemplo, establezcamos como
sistema de coordenadas el suelo el origen (altura 0) y el
punto material la piedra. Una vez sentadas las bases de la cinemática clásica del punto material, podemos categorizar los movimientos según: